Todos los años se conmemora el Día Internacional de la Enfermedad de Alzheimer en le fecha del 21 de Septiembre.
Por desgracia, es una enfermedad muy conocida para la población en general, ya que numerosas personas en el planeta la están sufriendo, así como sus familiares. El médico Emil Kraepelin fue quien, en 1910, nombró a este tipo de demencia como enfermedad de Alzheimer, por los estudios realizados por Alois Alzheimer en la paciente Frau Auguste D.
Muchas han sido las palabras escritas desde entonces y muchas han sido las investigaciones que se han realizado para desentrañar la complicación de esta demencia. Las investigaciones tomaron un impulso, y contaron por fin con mayores recursos, a partir de los años 60 del s. XX. El envejecimiento de la población en los países desarrollados empezó a sacar a flote este tipo de enfermedades, que en otras épocas anteriores de la historia humana difícilmente podrían haberse presentado, por la esperanza de vida tan corta.
Se conocen algunos de los mecanismos importantes que causan este mal. La acumulación de la proteína beta amiloide y la formación de ovillo neurofibrilares TAU son las principales causas de la muerte neuronal que precede a los síntomas del Alzheimer. La muerte de neuronas en el cerebro se empieza a producir varios años antes de darse los síntomas característicos de la enfermedad. Muchos fármacos han sido probados y puestos en marcha para enfrentarse a estas dos causas principales del Alzheimer. ¿Por qué no funcionan plenamente?
La complejidad del funcionamiento del Alzheimer es mayor de lo que se piensa. Hay numerosas moléculas que están incidiendo en todo ello. Hay otros factores que también se están teniendo en cuenta desde hace unos veinte años hacia acá. Por ejemplo, los factores de riesgo cardio-vasculares se están investigando como causa indirecta del Alzheimer, ya que la circulación sanguínea es vital para que el cerebro reciba aporte energético y se eliminen los desechos que se generan. Comer saludable y realizar ejercicio de manera regular ayudan y mucho a mantener a raya estos problemas.
Otro factor importantísimo es el ambiental. Diversos estudios ya están demostrando la incidencia del medio ambiente anómalo en el funcionamiento de la bioquímica cerebral, incluso atravesando la barrera hematoencefálica. Se ha descubierto que pueden crear alteraciones histopatológicas similares al Alzheimer, interaccionando directamente con las variantes de ciertos genes asociadas con el Alzheimer. Vivir en un entorno adecuado y la adquisición de hábitos saludables es nuestra mejor baza para prevenir.
Existe un nexo entre menopausia y Alzheimer. Debido a los cambios hormonales que sufren las mujeres en esta época de su vida, se ha encontrado que el descenso de estrógenos aumenta la permeabilidad de la barrera hematoencefálica. En los hombres la testosterona es neuroprotectora. La menopausia no provoca Alzheimer, es más bien un intervalo de vulnerabilidad. Se está comprobando que la hormonoterapia se muestra eficaz si se suministra en el intervalo crítico, normalmente en los cinco años siguientes a la última menstruación.
Al menos un tercio de los casos de Alzheimer están vinculados con la diabetes, la obesidad, la mala alimentación y otros factores que son prevenibles (trastornos del sueño, estrés, etc), según un informe citado en 2017 y publicado en “The Lancet”, prestigiosa revista internacional de divulgación médica.
Actualmente existen cinco líneas de investigación que pueden ser fructíferas de cara a nuevos medicamentos:
- Más de un siglo después de descubrir la causa en la proteína beta amiloide, no sabemos por qué las células no eliminan los grumos que se originan y que son los causantes de la muerte neuronal. Se trabaja para encontrar esos mecanismos anómalos.
- Una fuente de investigación se centra en la identificación de los cambios que se producen en las proteínas para desentrañar el enigma.
- Hay cerca de dos docenas de variantes génicas que elevan ligeramente el riesgo. La suma de diversas variantes incrementa el riesgo.
- Se intenta también saber los mecanismos que provoca la inflamación en el espacio entre neuronas, ya que cada persona hereda distintas configuraciones de los genes que intervienen en las respuestas inmunitarias.
- Estudios muy recientes y novedosos se mueven en torno a la optogenética para estimular neuronas específicas. Añadido a esto se valora la importancia de la privación de sueño, ya que dispara la producción de beta amiloide y disminuye su eliminación
Como resumen podríamos decir que se están dedicando cantidades de recursos inimaginables a la investigación y tratamiento de esta enfermedad y que, con toda probabilidad, en estos momentos se esté probando algún enfoque de investigación novedoso que en unos años resulte crucial para atacar este mal de raíz. Mientras tanto, cuidarse bien, llevando una vida saludable, con ejercicio físico regular y, a ser posible, vivir en un entorno no muy contaminado. Con estas cartas tenemos mayores posibilidades de ganar la partida.
Pedro E. Gil.
Socio de la Sociedad Española de Geriatría y Gerontología