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CAMBIOS CONDUCTUALES en PERSONAS con DEMENCIA parte II

La demencia cambia la forma en que las personas se comportan, piensan o actúan. Esto puede ser angustioso y perturbador para la familia y los/as cuidadores.
“Cualquier comportamiento que angustie o moleste tanto a la persona que cuidas como a ti misma es estresante” Los cambios conductuales pueden tener múltiples orígenes y pueden afectar a la relación que tenemos con la persona que cuidamos. Puedes incluso sentir que no eres capaz de afrontar la situación. En esta segunda parte repasaremos el resto de esos cambios conductuales y cómo afrontarlos:

DELIRIOS y ALUCINACIONES. Las personas con demencia tienen pensamientos irreales o ve u oye cosas que no están más que en su cabeza. No entienden el mundo a su alrededor debido a los cambios en su cerebro. Es frecuente que incluso, tenga la creencia equivocada de que su cuidador es una amenaza, y estos pensamientos son muy reales, provocan miedos y comportamientos de defensa propia. También es frecuente que note gente halando en su habitación.
Estas personas necesitan mucha comprensión y apoyo de la persona que les cuida.

Hay que descartar que estos síntomas no sean efectos secundarios de la medicación o de alguna enfermedad y fase siguiente de la misma, con lo que habría que revisar su medicación.
A veces esas alucinaciones son bonitas y agradables (colores, niños jugando, etc.) que no agobian a la persona, y que se pueden disfrutar juntos.
Se intentará trabajar con distracciones y reconfortándoles para reducir sin discutir. Respira profundamente y piensa en cuáles son las mejores formas de actuar y lo menos frustrantes posible. Si un método no funciona, probar con otro.
Tranquilizar con tono calmado. No intentar decir la verdad duramente, puede fomentar confusión y
crear angustia y no entenderá la situación.
Se observará si en el entorno hay algo que pueda ser causa del delirio o la alucinación. Alejarle de
esas causas posibles.

COMPORTAMIENTOS REPETITIVOS. Si una persona enferma repite las cosas una y otra vez puede resultar estresante para esa persona y para su cuidador/a. Una persona así puede olvidarse de lo dicho, oído, visto o hecho de un momento a otro, por lo que puede repetir sus preguntas y
acciones.
Este tipo de comportamiento no suelen ser dañinos para la persona enferma, si el cuidador/a sabe cómo lidiar con ello. Si no es así, la persona con demencia puede volverse ansiosa, agresiva o deprimida y la cuidadora puede agobiarse reaccionando de manera inapropiada, gritando o haciendo que la otra persona se sienta culpable.
También aquí recomendamos calma y reconfortar a la persona atendida identificando lo que sucede antes del comportamiento repetitivo y qué lo puede incrementar. Identifica también ver cómo reacciones tú e intenta cambiar tu enfoque.

Tenemos que ser conscientes que también hay momentos buenos y utilizarlos para intentar dar la vuelta a la situación. Tomamos aire y pensamos cuáles son las mejores formas de actuar y que sean lo menos frustrantes posible para ambos.
No culpabilizar a la persona atendida. Si mantenemos la calma hacemos que se sienta segura y confiada, hablándole de cosas que sean agradables para ella o entretener con actividades que le gusten.
No es malo aceptar las preguntas repetitivas del usuario/a si no hacen daño a nadie, manteniendo la calma.

CAMINANDO y PERDIÉNDOSE. Es muy común que las personas con demencia puedan tener la costumbre de andar por toda la casa o salir por el vecindario a lo que se llama deambular. Es habitual perderse fuera de casa, por lo que es de vital importancia asegurarse que están a salvo cuando salen.

¿Por qué una persona con demencia quiere caminar? Son muchos los motivos: querer ejercitarse, como costumbre, para evitar el aburrimiento, descargar energía, aliviar un dolor, etc. Ello puede ocasionarle situaciones novedosas para la familia como: sentirse perdido o inseguro sobre su entorno, olvidarse del motivo de su salida, búsqueda de alguien de su pasado o presente, pensarse que va a trabajar, confundirse de hora y otras cosas.
Para lidiar con estos hábitos y reducir las posibilidades de se pierdan, proponemos las siguientes orientaciones:
– Mantener las rutinas y actividades de la persona que cuidamos. Planear actividades en las horas que se prevé que salga.
– Tranquilizar si se siente perdida o desorientada. Intentaremos no corregir a la persona con demencia.
– Asegurarnos que la persona tiene sus necesidades básicas cubiertas (ir al aseo, sed, hambre).
– Evitar lugares concurridos que son confusos y pueden causar desorientación y agobio.
– Asegurarnos que lleva alguna identificación y/o sistema geolocalización (pulsera localizadora).
– Comprobar que el domicilio es seguro, que la persona está a salvo en casa, y que no pueda salir sin que se sepa (camuflar puertas o pomos, timbre de aviso de paso, cortina que haga ruido al salir).
– Ten su fotografía reciente a mano por si hay que pedir ayuda otras personas.
– Si se ha perdido y la vuelves a encontrar, habla con calma, con aceptación y cariño, evitaremos
culparla y mostrar enfado.

MANTENER UNA BUENA SALUD Y DISFRUTAR DE LOS PEQUEÑOS PLACERES ES LO QUE LLEVA A MUCHAS PERSONAS A TENER UNA VIDA LONGEVA

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